Así iniciamos durante tres años las funciones de los martes, que arrancaron un 9 de octubre de 2012. Íbamos a empezar el 2 de octubre (que no se olvida), pero ese día se organizó improvisadamente un festival de baile folklórico en plena Plaza de Armas. Así que tras la fallida noche de ese martes, tuvimos que posponer y reestructurar nuestro programa que correría por todo el mes de octubre.
Días antes, Charo Jiménez, Andrés Camargo y yo, habíamos visionado apresuradamente las películas que íbamos a proyectar, como la única sede de DOCTUBRE (programa de DocsDF, ahora DocsMX) en Querétaro. Ya se había gestionado un apoyo por parte de la Secretaría de Cultura para poder utilizar su equipo técnico y estar en los portales de Plaza de Armas. Denisse Piña ya había hecho un diseño de logotipo y había bautizado al proyecto que duraría un mes como DocumentaQro #MartesDeDocumentales (esto último por mi insistencia de emparejar el nombre a los tradicionales títulos de los eventos de Plaza de Armas, como Miércoles del recuerdo, Domingos familiares, entre otros). Teníamos página de Facebook, playeras, programas de mano, un banner perdido y todas las ganas y los nervios por arrancar.
El 9 de octubre, el proyector se encendió y tuvimos una función con alrededor de 30 personas (afortunadamente los que estaban en el Cervantino se quedaron un rato a ver si les latía la película).
Proyectamos alrededor de 10 películas en ese mes y cuando terminó, pensé que no era una mala idea continuar otro mes, así que corrí con Charo y Andrés a decirles que si continuábamos en noviembre. Accedieron, y con ellos, personas se fueron acercando a nosotros para preguntarnos cómo podrían apoyarnos.
Durante los subsecuentes meses pasó de todo: poco público, mucho público, amigos, gente que pasaba, música en los restaurantes del rededor, eventos especiales, lluvia, truenos, navidades, semanas santas, vacaciones, colaboraciones, colaboradores fueron y vinieron, sillas plegables, invitados, cenas en el Wicklow y luego en Gudwey, aniversarios, pasteles, movimientos sociales manifestándose en el mismo horario que nosotros, crecimiento… hubo de todo, pero sobre todo hubo muchos documentales y constancia (nunca cancelamos una proyección).
Las únicas constantes en las funciones eran: el amor, el cine, y la certeza de que eso que estábamos haciendo, debía continuar. En los años que tuvimos el programa de los martes, vimos cómo un público se formaba: pasamos de menos de 100 personas al mes a casi 400. Fuimos testigos de cómo la gente dejaba de preguntar por los “cortos” para pasar a pedir información sobre la función de los DOCUMENTALES. Presenciamos la convivencia de todo tipo de personas que se encontraban en la calle, todos interesados en una historia en la pantalla, todos con dudas, todos con la posibilidad de vincularse con el otro.
DocumentaQro se fue posicionando poco a poco en la vida cultural de la ciudad y en los corazones de todos sus colaboradores. Eventualmente nuestro afán nos llevó a tener martes y miércoles de documentales, y un programa de medianoche… no parábamos, hasta que tuvimos que hacerlo y dejamos de ser una proyección semanal para convertirnos en una Muestra, que ahora es un Festival.
Pero, no importa el concepto o la clasificación en la que estamos, porque nuestra esencia es la misma, y nuestro amor por el cine y sus historias es lo que une a todos los que formamos parte de este increíble equipo. Si no fuera por eso, no me explico cómo es que llevamos 7 años andando, aún pese a la lluvia, los cambios, la falta de presupuesto o las piedras inmensas que hemos tenido que picar en este tiempo. La única razón que encuentro es que aquellos que se han vinculado, han encontrado en DOQUMENTA (ahora tenemos una identidad nueva y refrescante, que nació de la visión de Aarón García del Real, y el arte de Tanyha López) algo más que un pasatiempo: han descubierto las mieles de un proyecto que no sólo une al cine (que nos encanta) con la comunidad, sino que además, busca tácita e innegablemente ayudar a que nuestro mundo sea mejor.
Hoy, 7 años después, volteo al pasado y estoy segura de que todo es perfecto; me siento orgullosa de lo que hemos logrado juntos; tengo certeza de que cada paso que hemos dado nos ha llevado al lugar que le toca recorrer a este proyecto que parece que corre (ya no camina) y nos lleva a todos a un ritmo que no comprendemos.
DOQUMENTA para mí es más que un proyecto de vida, está encarnado en mí y me ha dado las lecciones más valiosas que he tenido. Me ha conducido por turbios y oscuros pasajes, y me ha llevado a experimentar sensaciones sublimes. Me ha quitado el sueño y me ha roto las ilusiones. Me ha recordado que soy un ser humano, que tengo límites y que soy capaz de todo por defenderlo.
DOQUMENTA existe y con éste una luz del proyector que espero continúe iluminando nuestras vidas, contándonos historias que transforman, llenándonos de miradas y mostrándonos el lugar en donde los caminos se encuentran.
Gracias a quienes lo mantienen hoy más vivo que nunca.
Larga vida al cine documental, larga vida a DOQUMENTA.
DOQUMENTA
10 octubre 2019