TAMBOR DE MIL ALAS: EL PODER DE LO SONORO Y EL CINE A MANO

Un momento audiovisual para todas las familias y seres queridos  víctimas de desaparición forzada y feminicidios

El Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ) fue testigo de ‘Tambor de mil alas’, un proyecto del artista visual Arturo López Pío y el músico Juan Pablo Villa que, a través de la música y del cine a mano buscan sensibilizar sobre uno de las problemáticas más presentes en el contexto mexicano: las secuelas de la violencia.

Este evento formó parte de la décima primera edición de DOQUMENTA y se llevó a cabo el jueves 10 de agosto en el MACQ. De acuerdo con el compositor, “Tambor de mil alas” es un proyecto actual, construido a partir de canciones recientes, además de algunas piezas con 20 años de trayectoria, que va de la mano de escenarios y secuencias de imágenes provenientes del pincel de Pío.

El artista vocal reveló que en cada presentación existe cierta metamorfosis dado que, durante el proceso creativo, siempre se pueden presentar cambios. Sin embargo, algo inmutable en cada presentación es la entrega de ambos artistas hacia su proyecto y el propósito de su trabajo.

En entrevista con el equipo de DOQUMENTA, Villa compartió que, junto a Pío, han estado involucrados en movimientos sociales a través de su arte para denunciar y brindar acompañamiento a los familiares y “a los que estamos aquí caminando, espantando el miedo”, así como también han buscado fortalecer a la sociedad mediante la sensibilidad que ofrece el arte.  

“Pero a mí no me divierten los cigarros de la Dalia,
pero a mí no me consuelan esas copas de aguardiente.
Sólo de pensar que dejé un amor pendiente,
nomás me acuerdo me dan ganas de llorar” 

(Fragmento de Yo ya me voy a morir a los desiertos)

Según el intérprete de ‘Tambor de mil alas’, utilizar el arte como protesta es un atajo, una manera directa para llegar a la gente con un mensaje, sensibilizarla y movilizarla, “de ahí se puede partir hacia otras formas: el debate, la lectura, formar parte de causas, salir a la calle a gritar o simplemente ser sensible de lo que pueda pasarle al mundo y al de al lado […] para tener otro tipo de conversación o profundizar estos temas”.

Villa y Pío han sido compañeros en el ámbito artístico durante varios años, su puesta en escena es orgánica y complementan el arte mutuo, de manera que quienes están del otro lado del escenario puedan percibir esa pasión que los artistas presentan por medio de lo visual y lo sonoro.  

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