En DOQUMENTA llevamos 8 años mirando documentales y reconociéndonos en ellos. Nos hemos encontrado en los Otros para descubrirnos a nosotros mismos. Es momento de remarcar la importancia del simple hecho de comunicarnos, de dar un espacio para alzar la voz y escuchar.

La voz se encuentra en el aire y puede ser interrumpida, pero nunca borrada. Una vez que la voz emprende su viaje es imposible evitar que llegue a su destino. Hablar es un acto de valor, de liberación, mientras que escuchar se convierte en una acción de confianza, de complicidad.

A través del cine documental, queremos compartir esas historias que convierten lo ordinario en algo extraordinario, al igual que hacer escuchar las voces de aquellos que han sido silenciados. Aquello que nos conecta con el Otro, que nos sensibiliza, que nos muestra una realidad tan lejana o tan cercana. Pero sobre todo, queremos brindar un espacio en el que un eco nazca.

El documental, nos acerca al acto de complicidad de escuchar: historias personales, denuncias sociales, crónicas históricas, causas ambientales... Hay historias que merecen permanecer. El documental brinda la voz, DOQUMENTA ofrece los documentales y la audiencia complementa el ciclo con la escucha. Es así como nos volvemos cómplices.

En este año, en medio de una crisis global y distanciamiento social, nos hemos percatado de lo fundamental que es sentirnos cercanos a pesar de la distancia. En una sociedad donde constantemente estamos saturados de información sobre un virus, política y economía, se resalta lo necesario que es la pluralidad, la expresión y la escucha de nuevas voces.

Esta situación lleva a la tristeza, al miedo e incertidumbre, también para nosotros como organización. Sin embargo, tal crisis también nos hace notar lo necesario de estos espacios culturales para la reflexión, la escucha o el entretenimiento. Quizás ahora más que nunca.

Esto que nos toca vivir sólo nos hace notar el sentido de pertenencia que puede brindar ver un cine documental y compartirlo con los demás, así como el impacto que escuchar nuevas historias puede tener en la voz interior en momentos de introspección. El viaje de la voz y el proceso de la comunicación sigue con más fuerza. Es por ello que la exhibición del cine documental no tiene por qué detenerse sin importar su formato: nuestra voz encontrará su propia forma de llegar.

Una vez que se habla es imposible regresar al silencio. Una vez que se escucha es imposible regresar a la ignorancia. La voz visibiliza. Escuchar te compromete.